La presencia en las Llamadas de los negros lubolos fue la mejor idea que se le ocurrió al hombre blanco para pedir públicamente perdón a sus hermanos de color por semejante barbarie y genocidio. Se trata de blancos que se disfrazan de negros para sentir el Carnaval como ellos.
Quien mira el espectáculo desde fuera sólo ve hombres y mujeres felices celebrando la fiesta más hermosa que tiene Uruguay: el Carnaval. Hermanos que, aunque con distintos colores de piel, siempre deberían haber sido vistos por su naturaleza de seres humanos.
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